Desde 2020 nos hemos vuelto unos expertos en afrontar cambios. Y muchos. Tantos que, si nos llegan a preguntar antes de que ocurriera todo, hubiéramos dicho que era imposible. Hemos gestionado situaciones inciertas, hemos adaptado nuestras relaciones sociales y familiares, en el trabajo…
Y ahora, en el momento en que empezamos a recobrar la normalidad, muchos miembros de nuestro equipo (¡e incluso nosotros!) empiezan a sentirse más cansados y los días se hacen cuesta arriba. Al mismo tiempo, los medios comienzan a hablar de un término nuevo: la ‘fatiga pandémica’. Pero… ¿qué es exactamente?
La OMS la define como una desmotivación “que aparece de forma gradual en el tiempo y que está afectada por diversas emociones, experiencias y percepciones, así como por el contexto social, cultural…”.
O lo que es lo mismo, un desgaste emocional provocado por la presencia durante un largo período de una situación estresante ante la que, tras haber agotado los recursos para hacerle frente y el estar siempre alerta, empezamos a usar la evitación como modo de afrontamiento.
Entonces, nos empieza a dar igual todo. Y esto es muy peligroso.
¿Cómo impacta la fatiga pandémica en nuestro equipo?
Las personas que la padecen pueden experimentar:
🔴Cuadros de ansiedad.
🟠Dificultad para concentrarse.
🟡Problemas para conciliar el sueño.
🟢Un excesivo cansancio o agotamiento.
🔵Mayor desmotivación, irritabilidad y tristeza.
Esta desmotivación se extiende a las tareas diarias o a la gestión de equipos, y la sensación de no llegar a lo que se nos pide comienza a ser constante (incluso aunque nuestra carga de trabajo sea la misma que antaño).
Los factores se retroalimentan y quien sufre de ‘fatiga pandémica’ entra en una espiral compleja.
Medios para hacerle frente
Es fundamental que las personas que la padecen reciban las herramientas adecuadas. Por eso, en nuestros PAE analizamos cada caso para establecer pautas para tratar los aspectos en los que más estragos está causando en cada miembro del equipo.
Compartir técnicas para recuperar la concentración o practicar una buena higiene del sueño para acabar con el insomnio son ejemplos de ello.
Y, sobre todo, es vital que tengan apoyo profesional a lo largo de todo el proceso para recobrar la energía y la ilusión perdidas. Con las técnicas que mejor se adaptan a cada uno de ellos y acompañamiento experto, ¡no habrá quien les pare!
¿Quieres averiguar cuál sería el PAE ideal para tu organización?