¿Cuántas veces has oído hablar sobre las claves para ejercer un liderazgo saludable? En la actualidad hay tanta información sobre ello, que al final estamos mitificando el término y desviando el foco de lo realmente importante. ¿Se puede liderar de forma saludable?
Probablemente has leído que un líder saludable es el que comunica bien, alcanza objetivos, motiva a los equipos, es comprensivo, supone un referente, utiliza el buen humor, tiene una actitud positiva, comparte información clave, tiene en cuenta la opinión de sus colaboradores, prioriza y organiza, y un sinfín de cualidades más.
Entonces, ¿es un líder saludable una especie de prototipo imbatible con capacidades extraordinarias que impiden el agotamiento y le permiten estar al 100% en todas las situaciones? Porque si esas son las características que debemos cumplir para ‘estar a la altura’, seguramente haya cientos de líderes pensando que no son lo suficientemente buenos y que no se ven capaces. Cientos de líderes bloqueados.
Pero… ¿qué es un líder saludable?
Un líder saludable es una persona. Aquí podría terminar el artículo, pero tenemos mucho más que contarte?
Como te decíamos, un líder es una persona que gestiona personas. Por eso, el primer secreto para gestionar a otros de manera sana es aprender a gestionarse a uno mismo. Lo demás, vendrá solo o con ayuda, pero vendrá.
Un líder saludable, por tanto, sabe ‘leerse’ emocionalmente, gestionar lo que detecta y adaptar su respuesta al entorno de forma adecuada y adaptativa. La persona que reconozca, por ejemplo, sus señales de estrés, podrá ser ágil para tomar una decisión acertada, como parar y respirar, para dar una respuesta mucho más eficaz a su equipo que la que aportaría si se dejara arrastrar por la sensación de ‘no poder más’.
Además, podrá detectar los pensamientos que le limitan y cambiarlos por otros que le impulsen a llegar a donde desea. Es importante que sea más compasivo con él o ella. Así podrá recomponerse y adaptarse, en lugar de bloquearse.
Si sabe ‘leerse’ a sí mismo, también sabrá leer a otros, por lo que detectará qué personas de su equipo no se encuentran bien, al igual que conocerá sus propias limitaciones a la hora de ayudarles, no exigiéndose tener todas las respuestas y redirigiéndoles al recurso organizacional más adecuado. Así, adaptará puestos a personas y personas a puestos. Y será referente, porque quien valora el autocuidado, impulsa lo mismo en quienes le rodean. Pruébalo, es como tirar una piedra a un estanque.😉
Por supuesto, adquirir competencias y la formación en habilidades directivas es un recurso importante y necesario. Pero no el más importante y no el más necesario.
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